La residencia fue encargada por Bernardo Etchegoyen y adquirida luego por el industrial textil uruguayo Ángel Braceras, hijo de un empresario vizcaíno. Conectado al acceso a través de un zaguán, se destaca el gran vestíbulo central de doble altura; alrededor de él se disponen los salones principales, que actualmente conservan vitrales originales y revestimientos de madera, como los de la peculiar biblioteca de líneas modernistas. El sello estilístico predominante, claramente ligado al Renacimiento español, se debe a la magistral mano ecléctica del arquitecto Alejandro Christophersen. Dado que aquellos detalles decorativos de influencia neoplateresca serán más frecuentes en nuestro país a partir de la década siguiente -tempranos ejemplos de ello son algunas obras de Roca i Simó en Rosario, como la Casa de España-, es probable que el trabajo de Christophersen sea una de las primeras obras con sello hispanista en la Argentina. Juan Pablo Pekarek (monumentos.cultura.gob.ar)
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